viernes, 2 de enero de 2015

00.46 EL EXCESIVO E INUTIL PODER DE LA BUROCRACIA.










La influencia marxistoide o la continuación del poder absoluto en sus formas más efectivas; forma parte de lo que  parece ser un grupo de “abogadillos” que no tiene otra cosa en la cabeza que el “DEBER SER LO PERFECTO EN TODO MENOS EN SÍ MISMOS” establecen reglas, modos y maneras de hacer las cosas contrarias a lo que es racionalmente justo, deseable y ajustado a lo real en su dimensión de lo humano, imperfecto y limitado. Quieren exigirles a los otros la perfección de la que ellos carecen y, se valen de su “seudo poder” y de reglamentos, no de leyes, preparados por seres tan imperfectos, limitados y racionalistas que creen, muy cartesianamente, que si lo ven claro en sus mentes es real. Todos estos seudo perfeccionistas y burócratas exigen a los demás lo que nunca tocarían ellos ni con la punta de su ojos. Así cuando se trata de los más débiles, emigrantes, criadas, emigrantes españoles que vuelven al país etc. se les trata como verdaderos delincuentes, exigiéndoles que se justifiquen de haber salido, en muchos casos por hambre, de este país empeñado en ser perfecto en aquello donde nunca lo ha sido y no lo será jamás. Las condiciones draconianas de exigencias a estos y otros colectivos marginados y pobres, son con mucho, las más impositivas que se puedan hacer y no se dan cuenta de la tragedia en la que se sumergen a sí mismos y el calvario que hacen sufrir a los demás. A sí mismos, porque contribuyen a una rebelión callada pero siempre latente que mina con mucho las instituciones de la democracia y se manifiesta en el desprecio a la persona humana de aquellos que están o se consideran seguros y satisfechos. No es de extrañar que surjan luego lideres populistas los cuales aprovechándose del descontento de los más débiles, lleven a las sociedades y a los que provocaron el marasmo a vivir en condiciones casi infrahumanas. Esto ha sucedido una y otra vez a lo largo de la historia: tanto en la Alemania nazi, como en la Italia de Mussolini, como en la Rusia de los zares y más la del comunismo, en Cuba, China, Corea, Vietnam, Laos, las “repúblicas Democráticas” en Europa postbelica y las seudo repúblicas africanas. En fin, la estulticia de unos pocos acaba con la tranquilidad el equilibrio y la paz de muchos. ¿Es esto lo que quiere España? No lo creo, pero se acerca y los culpables duermen tranquilos amparadose en el fariseísmo de sus “reglamentos contrarios al espíritu de las leyes”.

Descanse en paz un tiempo, el precio a pagar es alto y ya está siendo cobrado. Después no lloren y digan: ¿por qué? Mírate en un espejo y reconoce tu pequeña o gran culpa y sólo así desaparecerán las consecuencias de tus actos inicuos.