sábado, 22 de noviembre de 2008

00 09 LA ESTUPIDEZ HUMANA.





La estupidez humana, tiene muchas vías, pero nada comparable a la estulticia socialista y socializante con su presupuesto de supuesta igualdad social. El socialismo, impulsado por seres mediocres, mendaces y autoengañados; conlleva un ímpetu de cambio, en lo externo, que asombra por su contumacia y superficialidad. Ya que la esencia del mal ni se entiende, ni se toca, se cambian las formas de convivencia sociales como si de cosas profundas e intrínsecas se tratara. No hay cambio en la mente de los sociópatas, sólo maquillaje externo de las formas de convivencia social, hacia peor, hacia lo malo, el desorden, la injusticia y la vida ramplona e insulsa en su mejor definición. Nada es bastante “nuevo” para su dinámico cambio humanista, nada les complace sino el tránsito hacia un pesado fardo a cargar sobre las espaldas de los seres que viven y vegetan en sus “paraísos” socialistas.
La vida humana está marcada por un profundo sentido de lo transcendente y esto conlleva el sentido del amor profundo, simple y autentico, así como el cultivo de la belleza y la armonía en todo lo humano. El que las corrientes egoístas y antihumanas de muchos seres que juegan al poder como compensación de sus deficiencias afectivas, hayan negado la participación de muchos en la búsqueda de estos valores, no los hace inválidos, sólo muestra las raíces del mal que nos agobia y llevamos en nuestro interior. El hombre, sin trascendencia, es un animalito que tiende hacia la autosatisfacción de lo inmediato y no quiere ir más allá de su deseos más elementales y primarios y esto es un infierno de seres conculcados por el egoísmo y resueltos a satisfacerse por todos los medios, válidos y no válidos a su alcance.