jueves, 10 de mayo de 2012

00 26 EL OBISPO DE ÁLCALA Y LA CUESTIÓN HOMOSEXUAL




La cuestión de los homosexuales en España y el obispo de Alcalá

Es una trágica comedia la pretensión de los círculos homosexuales y afines, de atacar, como si fuera un criminal, al Obispo de Alcalá de Henares. La cuestión de la homosexualidad, su práctica, La determina la Iglesia, de la siguiente manera: requiere a sus miembros que eviten la masturbación, la fornicación, el adulterio, la pornografía, la prostitución, la violación, los actos homosexuales, y los métodos anticonceptivos. Específicamente, intervenir en un aborto puede acarrear la pena de excomunión. “Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados'. Son contrarios a la ley natural [...] No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.” (1)
Pero añade: “Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales instintivas. No eligen su condición homosexual; ésta constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición.”[1]
“Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana".[2]
Como se ve, la Iglesia Católica está consciente de la problemática que enfrentan las personas con tendencias homosexuales y aconseja la manera como se debe comportar, de acuerdo a la revelación de Jesucristo para permanecer en la gracia de Dios, respetando sus mandamientos; esto es su signo y su misión llevada por el mundo durante 2000 años y a la cual debe su razón de ser y su dimensión de Iglesia fiel a Dios y a su revelación, pasión y resurrección entre los hombres.
Que un obispo hable de la homosexualidad y condene como un mal su práctica, es necesariamente su misión y lo que en conciencia tiene que hacer, el pretender que sea bueno, en este momento, lo que la Iglesia ilegitimó por milenios y que es a los ojos de Dios un mal: es querer imponer mediante la fuerza, ya sea bruta, legal o sicológica, aquello que conviene a un grupo de seres humanos perdidos en sus sueños de hacer de lo malo algo bueno, de lo indigno algo noble y cambiar toda la ley que Dios dispuso en su creación. Esto ya la Iglesia lo ha vivido durante milenios de muchas otras maneras; recuérdese que siempre ha sido perseguida y martirizada; en España no hace muchos años de ello. Que vengan otras persecuciones, atropellos, calumnias y vejámenes, no será una novedad; a Aquel que seguimos, lo mataron en una cruz por decir, sostener y manifestar la verdad. ¿Qué raro tiene que nos toque el turno? Pero sépanlo aquellos que nos impugnan: la Iglesia no se hunde, siempre se levanta y da testimonio de la verdad. “Los cielos y la tierra pasaran pero mis palabras no pasaran”[3]
Pero hay una batalla que se puede librar: sí todos los obispos, sacerdotes, órdenes religiosas, diáconos, laicos y las personas de buena voluntad, alzasen su voz y proclamaran a los cuatro vientos su acuerdo con las declaraciones del Obispo de Alcalá de Henares: ¿quién se atrevería a condenar a varios millones de personas por mantener su fe y creencia en su religión? ¿Acaso no tenemos el derecho, en democracia, de manifestar los postulados de nuestra fe? ¿Es qué nuestra libertad está supeditada a la opinión de grupos de poder e influencia y no de la libertad que nos concede la constitución? ¿Acaso ellos no sabían lo que opina la Iglesia Católica sobre la homosexualidad? Y, ¿acaso un obispo católico no tiene derecho, el deber y la potestad de proclamar su doctrina? ¿Somos talibanes fundamentalista que no quieren oír hablar sino de lo que desean oír? ¿Cuál es su concepto de libertad, la de su opinión solamente? Pobre España si quien posee el poder son grupos como estos: nos esperarían días de ira y de sufrimiento y a la vez de purificación y superación intrínseca… !Quizás sea lo que nos hace falta…¡



[1] Catecismo de la Iglesia Católica, párrafo 2357, 2358
[2] Catecismo de la Iglesia Católica, párrafo 2359
[3] Mateo 24:35