lunes, 12 de enero de 2009

00 11 GÉNESIS.



"En el principio existía el Verbo, el Verbo estaba junto a Dios y el Verbo era Dios". El evangelio de San Juan comienza de esta manera. Y luego señala: "El Verbo estaba en el principio junto a Dios. Todo se hizo por Él y sin Él no existe nada de lo que se ha hecho". (Biblia Latinoamérica)
La referencia, aparte de su valor como revelación de la creación, es notoriamente significativa porque señala que el génesis de Todo está sustentado por un Ser de naturaleza no humana; y también por un ser que Es y es persona: Dios. La creación de Todo no es obra de la “naturaleza”, ni apareció por casualidad, ni de algo que no se conoce, en el sentido de “un desconocido”; es alguien concreto y de quien el ser humano tiene referencia desde muy antiguo; esta posición es tan válida como cualquier otra que se pueda conjeturar y tiene la ventaja que gente de bien y de verdad, como los profetas de Israel, Jesús de Nazaret, los apóstoles del cristianismo y miles de hombres y mujeres que vivieron y profesaron la fe en Cristo, creyeron y muchas veces murieron por sus creencias. Los actos de fe se hacen en las personas que creemos son auténticas y verdaderas por sus actos de vida, tanto es así que decimos: este hombre es digno de fe o en esta persona se puede creer. Los hombres, aunque no lo admitamos, vivimos de actos de fe en muchas cosas y en muchas enseñanzas que pueden ser más o menos verdaderas y válidas. ¿Quién ha visto o comprobado las verdades científicas que creemos por sus resultados? Unos pocos que conocen y en los cuáles ponemos nuestra confianza y fe. La mayoría de nosotros simplemente cree. La fe es necesaria pues nuestra limitación en el conocer es notoria; pero también es válido el intentar comprender y razonar nuestros actos de fe. De esto trataremos en este artículo y en los siguientes.
No tenemos “pruebas científicas” de la existencia de un Ser que sobrepasa nuestro ser y lo haya creado; pero la naturaleza física del universo, la vida y la inteligencia humana, demanda un principio no creado que haya puesto el universo donde está y haya permitido el desarrollo de la vida y la inteligencia. Nada procede de la nada, y puesto que todo es por algo que fue anteriormente, principio de causalidad, tiene que haber un primer principio increado; si no fuese así la petición de principio sería infinita; pero esto, nuestra lógica no lo admite y la realidad de las cosas tampoco. También es conveniente remarcar que el conocimiento científico es válido solamente para el conocimiento de las cosas formales materiales y generales, no puede ser transferido como principio seguro de conocimiento a las singularidades y experiencias vitales de las personas.

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