domingo, 5 de julio de 2009

00 17 LA SUITE


No nos engañemos, el episodio hondureño, es de las últimas batallas donde se percate la humanidad del vacío e insolvencia moral, física y social del marxismo, socialismos trasnochados y adláteres ideológicos.

El comunismo ha demostrado su poder, esta dando su canto del cisne, va a desaparecer, ser execrado como la variante del mal que ha sometido a la humanidad al más terrorífico ensayo de la maldad y crimen de “lesa humanidad” que han contemplado los siglos.

Lo de Honduras es su principio del fin, ha logrado situar en los puestos claves del poder humano a sus peones y mueve las fichas pero le espera el jaque mate. El comunismo, aunque no lo parezca, ya es historia: le falta su Nuremberg.

El nuevo ataque va venir por otro lado: por el Fundamentalismo Islámico; no por los árabes ni los pueblos que creen en el Islam; sino por aquellos que dentro de los pueblos Islámicos tienen la pretensión de la exclusividad en el conocimiento de la verdad de Dios y afirmando que sus preceptos religiosos (la Sharia) obra de hombres, son la única fuente de moral y verdad en el mundo. No confundamos la religión musulmana salida del Coran y basada en buena parte en la Tora y la Biblia cristiana, con las leyes de las interpretaciones hechas por humanos, en la Sharia.

De esta pretensión, auspiciada por las fuerzas oscuras, va a salir la nueva etapa de destrucción y de mal que siempre atenta contra el hombre. No se sabe como sucederá pero la actitud de Irán, de lo Talibanes, de Osama Bin Laden y de un largo etc. aún no muy conocido en occidente, nos deja vislumbrar el camino de odio y violencia que quieren hacer estallar sobre la tierra entera. Ese es el verdadero peligro, lo de Honduras es un epílogo, lo de las torres gemelas, los talibanes, los Ayatolaes etc. es el primer indicio de otra forma de destrucción y mal que acecha a la humanidad.

La única forma válida, aunque no lo parezca, para enfrentar ese peligro es ORAR, si, la oración humilde y necesitada de quien sabe de donde viene la verdadera fuerza que vence al mal; pero a la vez, la clara idea de que la situación no permite ser débil ni dejarse convencer por las propuestas de paz y bien que nos lanzan desde esos confines de maldad; las definiciones profundas de los hombres que siguen esa ruta, no dan pie a consideraciones de arrepentimiento sino en muy raras oportunidades; el que está definido interiormente en esas mentiras, sólo contempla y quiere la destrucción de sus supuestos enemigos.

No hay comentarios: